Mimo Titos
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(Me niego a seguir el diktat de ETA. Están acabados; que terminen la faena las fuerzas de seguridad, con la menor interferencia polÃtica posible, y nosotros a seguir construyendo un paÃs normal)
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Poco antes de que un palestino de Jerusalén Este arrollara anoche a varios viandantes con su coche, el Presidente israelà Shimon Peres (sÃ, sigue vivo) encargó ayer a la Ministra de Exteriores en funciones, Tzipi Livni, la formación de un nuevo Gobierno tras su triunfo en las primarias del partido centrista Kadima, liderado por Ehud Olmert desde el infarto cerebral que incapacitó a su fundador, Ariel Sharon.
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Al igual que estos últimos, Livni procede del derechista Likud: su padre era uno de los lÃderes del extremista movimiento de resistencia Irgun, dirigido por Menachem Begin contra la ocupación británica. Y al igual que ellos, en los últimos años la ex agente del Mossad ha llegado a la misma conclusión a la que ya habÃan llegado el malogrado Rabin y el propio Peres a primeros de los años noventa: si Israel quiere seguir siendo un Estado democrático de mayorÃa judÃa (bases de su establecimiento), tiene que renunciar a Gaza (ya desocupada) y Cisjordania.
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Hasta el propio lÃder actual del Likud, Bibi Netanyahu, acepta en buena parte el argumento, o por lo menos dio muestra de ello cuando evacuó el 80% de la simbólica ciudad bÃblica de Hebrón tras el acuerdo de Wye River, firmado con Arafat. La retórica de Netanyahu frente a los palestinos es hoy dÃa considerablemente más contundente, pero basada en la continuación del terror palestino, o de la resistencia, como ustedes prefieran, y no tanto ya en los derechos del pueblo judÃo sobre la tierra ocupada.
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