Del prófugo Dragan Dabic y otras máscaras

Frans van den Broek

 

La prensa internacional ha recogido con aspaviento en sus primeras páginas la captura del prófugo Radovan Karadzic (quien se hacía pasar por el inocuo pseudo-shamán Dragan Dabic), ex-líder de la ridícula república Serbio-Bosnia, responsable, se dice, de matanzas sin igual en suelo europeo desde la segunda guerra mundial. Aunque prefiero en general, por simples rasgos de carácter, no escribir sobre temas de tan obcena actualidad, esta noticia ha coincidido con mi intención de tocar de nuevo este asunto a raiz de la más o menos desapercibida noticia, hace unas semanas, de dejar libre a Naser Oric, lider de los bosnios musulmanes durante la caida de Srebrenica. Además, esta última tragedia tiene una relación directa con el pais donde vivo, como bien sabe quien haya leido los diarios los últimos días: el ejército holandés estaba encargado de proteger el enclave supuestamente seguro de Srebrenica cuando Mladic se decidió a atacarlo y masacrar a unos ocho mil de sus habitantes masculinos de religion musulmana (y a deportar al resto).

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