El poder judicial: entre la independencia y la neutralidad

Ignacio Urquizu

 

Una de las frases más desafortunadas de la democracia la pronunció Alfonso Guerra en los años 80: “Montesquieu ha muerto”. Desde entonces, cada vez que se cuestiona la división de poderes, muchos recurren a esta cita como elemento de autoridad. Pero lo cierto es que el modelo de separación de poderes que entonces se aprobó, y que hoy sigue en vigor en gran medida, no tiene nada que ver con los problemas que presenta la justicia. El conflicto no está en el fondo, sino en las formas.

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