Jóvenes y política

Ignacio Urquizu

El nombramiento de Bibiana Aído como nueva Ministra de Igualdad ha suscitado numerosas críticas. Por un lado, los habitantes de la caverna han sacado el “hombre” que llevan dentro para recordarnos que en este país todavía hay machistas. Han sido pocos. No merecen que gastemos nuestro tiempo en contestarles porque sus comentarios les retratan. Por otro lado, algunos han visto en su juventud un problema. Pero, ¿ser joven es un inconveniente a la hora de asumir responsabilidades? ¿Qué puede aportar la juventud a la política? ¿Es la experiencia un valor?

Por los estudios sociológicos sabemos que, a diferencia de lo que ocurre con los movimientos sociales o las ONGs, los jóvenes participan menos que sus mayores en política. Aunque también es cierto que, a excepción de las elecciones de 2000, desde principios de los 90 las diferencias entre jóvenes y adultos (más de 30 años) se han reducido -ver Belén Barreiro (2002), “La participación de los españoles en elecciones y protestas”, Estudios de Progreso 10/2002, Fundación Alternativas-.  Quizás, la incorporación de jóvenes a puestos de responsabilidad tenga efectos sobre el resto de la población de su edad y sirva para incrementar los bajos índices de participación política.

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