Un corrupto menos

Millán Gómez 

Tras la derrota del PP en las últimas elecciones generales, los más ilusos pensaron que la decisión de Eduardo Zaplana de abandonar la primera línea política para convertirse en “diputado raso” se debía a una reflexión personal. Fruto de este supuesto debate interior, el dirigente popular consideraría que su ciclo político había terminado. Pues no. Nada más lejos de la realidad. Cuando Zaplana se metió en política afirmó lo siguiente: “»Me tengo que hacer rico porque estoy arruinado…me hace falta mucho dinero para vivir». Hombre, a estas alturas es evidente que los políticos se meten en este mundo porque, probablemente, posean unas ideales que les lleven a luchar por su cumplimiento pero no es menos lógico pensar que también es debido a que las remuneraciones son cuantiosas si actúas con responsabilidad y mucho más elevadas si te conviertes en un corrupto. Un ejemplo magnífico de esta segunda opción es un tal Eduardo Andrés Julio Zaplana Hernández-Soro.
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