Conatus

Ignacio Sánchez-Cuenca

El marrano Espinosa, que según algunos era oriundo de Don Benito, o de cerca de Don Benito, que tampoco se sabe a ciencia cierta, basó su teoría de la naturaleza humana en el principio del conatus, que también puede decirse conato, en virtud del cual, como se afirma en la Ática, III, Prop. VI, «cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser.» El conatus, así expresado, es de aplicación universal, aunque su materialización en el caso del ser humano tiene una dimensión específica, de índole psicológica, que consiste en que la persona se esfuerce, en un sentido que no cabe predicar de las piedras del monte, en conservar y potenciar su existencia. Una piedra es dura, pero no está en su mano afirmar su dureza salvo cuando algún revoltoso la arroja en contra de algo o de alguien. Ahora bien, esa afirmación de su ser no corresponde a la piedra en cuanto tal, sino a quien la lanza movido por intenciones que van más allá de la constatación del conatus pétreo.

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