Navarra después del verano

Ignacio Sánchez-Cuenca

Durante el verano se resolvió por fin el drama interminable de la formación de gobierno en Navarra. La ejecutiva del PSOE decidió, en contra de la opinión del PSN, dejar gobernar a una de las fuerzas políticas más reaccionarias de España, UPN. El proceso fue tortuoso, con un tira y afloja entre el PSN y el PSOE por un lado y entre el PSN y Nafarroa Bai por otro, con el ruido de fondo formado por el PP y el periodismo cavernario. No creo que nadie pueda defender que el procedimiento seguido haya sido el más adecuado. Si desde el principio estaba claro que no se iba a negociar con Nafarroa Bai, no se entiende por qué se dejó llegar tan lejos al PSN. El PSOE no ha dejado de recibir ataques por el mero hecho de considerar la posibilidad de una coalición con los nacionalistas vascos en Navarra. Parte del desgaste político se ha producido, al final de forma innecesaria. No quiero discutir aquí las razones del comportamiento errático del PSOE en toda esta historia. Más bien, lo que me gustaría analizar es si, a la vista de los acontecimientos, había buenas razones para dejar gobernar a UPN.

Sigue leyendo