Hablemos del tiempo

Marta Marcos 

Recurso universal donde los haya: hablar del tiempo. En invierno nos sorprendemos por el frío, y en verano, nos asombramos del calor. El tiempo como tema de conversación es insustituible en ascensores, la tienda de la esquina y reuniones familiares con problemas (casi todas). Cuando nadie sabe qué decir sin ofender, siempre habrá alguien que comente: pues parece que van a bajar las temperaturas. Últimamente, además del clásico tema del tiempo, se ha puesto de moda hablar del clima. Para ser más exactos, habría que concretar: se ha puesto de modo hablar del cambio climático. De unos años a esta parte, todo es culpa del cambio climático: desde que suban las temperaturas, hasta que bajen, desde que nieva, hasta que llueva. Todo nos parece anormal, todo nos parece exagerado, todo llega a destiempo (disculpen el juego de palabras). Nos parece que hace demasiado calor, demasiado frío, que hiela en exceso, que llueve menos que nunca. Pese a que la posibilidad de que pueda estar en curso un cambio climático, es decir, una variación sustancial en las temperaturas medias y en las medias de las precipitaciones, no es ninguna novedad, se ha convertido en tema recurrente en los dos, tres últimos años. Una contribución clave a la climamanía ha sido, sin duda, uno de los documentales más famosos de todos los tiempos: «Una verdad incómoda», realizado por el exvicepresidente de los Estados Unidos Al Gore, quien ha vuelto a la primera línea de la actualidad, y ha ganado dos Óscar y el Premio Príncipe de Asturias. Sigue leyendo