¿Por qué ha salido mal el proceso de paz?

Ignacio Sánchez-Cuenca En dos artículos anteriores sobre el fallido proceso de paz, procuré situar las cosas en sus justos términos. Por un lado, insistí en que un proceso de paz no consiste en sentarse en una mesa y preguntar a los terroristas: “¿están ustedes dispuestos a renunciar a la violencia?��? Más bien, se trata de que el Estado abra una puerta, que refuerce al sector más moderado de la organización, para que los terroristas reciclen las armas en votos y se integren en el sistema. Por otro lado, traté de mostrar que el dilema que presenta el PP (y una legión de periodistas e intelectuales de derechas) entre negociación y derrota es absurdo. El fin consiste en conseguir, mediante negociación o represión o una combinación de ambas, que los terroristas entiendan que están mejor dejando de matar que continuando con las muertes. Hechas estas aclaraciones, quiero abordar ahora algunas de las razones por las que puede que haya fallado el proceso de paz. Es evidente que toda la responsabilidad de la ruptura del alto el fuego recae sobre ETA. No hace falta insistir en esto. Pero aun así, vale la pena preguntarse si las cosas podrían haber salido de otro modo. Es preciso extraer lecciones pensando en una futura reedición del proceso. Sigue leyendo