Inconvenientes de la bronca tabernaria (2)

Permafrost

La semana pasada presenté ciertas objeciones al discurso incendiario de algunos agitadores mediáticos, tratando de invalidar el argumento de que hay que distinguir el fondo de la forma. Expuse que tal alegación es absurda en su caso, pues lo que dicen es indistinguible de cómo lo dicen. Hoy continúo con una serie de razonamientos subsidiarios. El primero de ellos sigue estando muy relacionado con el planteamiento fondo-forma. Aun aceptando en abstracto tal distinción, sostengo que el gruñido constante interfiere con la solidez del supuesto “fondo��?. Es decir, la actitud en extremo belicosa está negativamente relacionada con la probabilidad de ejercer un discernimiento correcto respecto a la realidad de las cosas. Porque no sólo las creencias materiales (más o menos discutibles) sirven de base a las expresiones formales, sino que éstas pueden incidir en la creación y mantenimiento de aquéllas más allá de lo que sería normativamente razonable. El estilo o la “forma��? incendiarios son claramente emocionales y las influencias afectivas en las creencias sobre el “fondo��? no son en absoluto desdeñables, como indican la psicología social y el mero sentido común.

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