Pobreza infantil y Ciudades Amigas de la Infancia

Marc Alloza

La «pendiente social» describe como los colectivos con más bajos ingresos concentran los peores indicadores de progreso en ámbitos como salud, educación o bienestar. En los últimos años en nuestro país esta «pendiente» se ha ido inclinando en perjuicio de los niños y los jóvenes.De acuerdo con el Report Card 13 de UNICEF, como respuesta a la crisis, las instituciones públicas destruyeron parte del entramado social, situando a España en el quinto país más desigual de Europa y con una brecha de diferencia de ingresos entre las familias con hijos y sin hijos gravemente ensanchada.

El 28,3% de los menores españoles vive en riesgo de pobreza o exclusión social. A pesar de que ha habido un ligera mejora con respecto a máximo registrado en 2014 (30,5%) los datos siguen siendo nefastos. En tercer lugar de la Unión Europea con la mayor tasa pobreza infantil, con 630.000 niños y niñas viviendo en hogares con pobreza severa (ingresos inferiores al 25% de la mediana), el panorama no es especialmente halagüeño. Save the Children estima que en el probable escenario de mejora del empleo a través de la creación de ocupación precaria, en 2030 se habrá reducido únicamente 2 puntos la exclusión y uno de cada cuatro niños en España seguirá siendo pobre.

La desigualdad impone desventajas para los niños de las familias con menos recursos, por ejemplo la mitad de los niños y niñas pobres repiten curso frente únicamente el 8% del resto de alumnos . Estas desventajas pueden marcar sus vidas con la infelicidad, la ansiedad, el sufrimiento y los miedos. Esto factores pueden condicionar su futuro fácilmente y hacer que se vean atrapados en un círculo de precariedad y pobreza durante el resto de sus vidas.

Los gobiernos central y algunos autonómicos siguen desoyendo a organizaciones como Unicef, Save the Children, que no dejan de denunciar esta gravísima situación. España dedica únicamente el 1,3% del PIB en protección social a la familia y a la infancia mientras que la media europea de los 28 se sitúa en un 2,3%.

Las organizaciones de protección a la infancia ponen sobre la mesa propuestas que podrían mejorar o paliar esta situación. Una de ellas es el Pacto de Estado por la Infancia que se focaliza en la reducción de pobreza infantil mediante la inversión en la infancia, reforzar el sistema de protección y la educación de calidad e inclusiva.

Otra interesantísima iniciativa a nivel municipal, ahora que vienen las elecciones, es la de las Ciudades Amigas de la Infancia. Cada dos años Unicef abre una convocatoria de reconocimiento de Ciudad Amiga de la Infancia en la que se define un pliego de buenas prácticas y requisitos relacionados con las políticas municipales de protección y promoción de la infancia y la adolescencia.

«El Programa Ciudades Amigas de la Infancia pretende contribuir a mejorar las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes, mediante la promoción y la implementación de políticas municipales eficaces que garanticen su desarrollo integral con un enfoque de derechos»

Los ejes del programa son el Trabajo en red entre entes Locales , instituciones públicas y organizaciones sociales; Derecho de los niños, niñas y adolescentes a ser escuchados y tenidos en cuenta en las decisiones de los Gobiernos Locales; Equidad (inclusión y cohesión social); Enfoque Agenda 2030 (17 objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas) (para mayor información ver bases 2017-2018).

Los gobiernos se suceden, mientras que la tasa de pobreza infantil es 10 puntos superior a la de hace 20 años. Nuestros menores son el bien más preciado de nuestra sociedad, para nuestra vergüenza hay niños, niñas y adolescentes que viven en la pobreza o en riesgo de exclusión. Estamos en periodo electoral municipal ahora es un buen momento para preguntar a los candidatos que políticas van a hacer con respecto a la infancia y a la adolescencia y arrancarles de una vez por todas un compromiso o que se dediquen a otra cosa.

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