¿Somos todos Nacho Villa?

Padre de familia

 

En varias ocasiones he declarado públicamente, y no me importa volver a hacerlo, que soy oyente habitual de la Coppe. Es más, al principio justificaba la escucha diciendo que hay que conocer al enemigo pero ahora me sorprendo razonando que sus programas son más entretenidos, en suma, mejores. O al menos más entretenidos. Por ejemplo, de madrugada.

 

En la Ser está el incombustible y absolutamente coñazo Hablar por hablar, en Onda Cero un impresentable que da voces para supuestamente hacer gracia y en Radio Nacional una pesada insufrible con un par de colegas sin interés ninguno. En cambio, a la una y media empieza en la Coppe la Estrella polar, dirigida por un tipo cuyo nombre no recuerdo y que trae a la palestra a escritores varios y colaboradores cívicos del más variado pelaje. En todos los sentidos menos en el ideológico, claro. Ellas hablan todas con vocecitas melindrosas y ellos se tratan todos de Don tal, Don cual, y siempre, pero siempre, se conocen de antes y se alaban mutuamente, como si fueran de un club privado. Sí, todo muy sectario, pero oigan, es un tipo inteligente y, sobre todo, mejor que la competencia. Y cuando acaba ese programa, sobre las tres de la mañana, empieza otro que dirige un tipo muy majete y que también es mejor que todas las alternativas.

 

 

Pero sin duda la estrella es Fedeguico, especialmente cuando departe con su amigo- colega-compinche-cómplice Pedro Jeta, aunque cuando concurre Herrero tampoco está mal el espectáculo. Es cierto que hay días que se ponen estupendos y dan la tabarra con el 11-M y temas ya tan manidos que tiene uno que cambiarse a Francino o a Carlos Herrera, por mucha pereza y sopor que te inspiren. Pero cuando reparten leña contra Garzón, o contra Gallardón, son insuperables y consiguen que llegues a la oficina completamente despejado.

 

Dicho todo lo anterior, hay dos en la Coppe con los que no puedo. Uno es César Vidal, el Fedeguico nocturno. Está igual de loco pero es mucho menos divertido. Creo, porque la verdad es que no le oigo nunca: afortunadamente hago alguna otra cosa con mi vida que escuchar la Coppe…

 

El otro es Nacho Villa, el que dirige los informativos a mediodía, aquél que salía en los primeros 59 segundos, con su calvita, gafitas y cara de malvado, con esa vocecita tan característica y siempre, pero siempre siempre, destilando odio y mala baba. Tampoco tiene ninguna gracia pero, además, es que es bastante tonto, mejor dicho, bobo de remate. Habla mal y piensa peor, es decir, no discurre.

 

Nada me agradaría más que Permafrost me glosara añadiendo citas de Nacho Villa que confirmaran mis afirmaciones anteriores. Pero créanme, es idiota, lo que cuenta no tiene ningún valor periodístico: es un mero vocero de la derecha más cerril, a diferencia de Fedeguico e incluso de Cesar Vidal, que piensan por sí mismos, con un punto, o bastantes, de locura, pero piensan.

 

Nuestro Nacho Villa no piensa nada y cuando lo intenta siempre yerra. Durante la Legislatura Zapatero I se distinguió por predecir, literalmente desde el minuto uno, la inminente caída del Gobierno Zapatero. Unas veces por la basura del 11-M que salía a relucir, otras por la traición con ETA, o la ruptura de España a cuenta del Estatut, la guerra a la iglesia católica, tanto daba. El caso es que Zapatero no iba a durar ni cinco telediarios, como demostraban los millones, los muchos millones de personas, que regularmente ocupaban nuestras calles señalando el inminente final del maligno. Ven a lo que me refiero con lo de que siempre yerra?

 

En efecto, Zapatero gobernó cuatro años seguidos y, chúpate esa, volvió a ganar. Como procuro no escucharle, no sé si Nacho Villa sigue con el raca raca. Lo malo es que parece haber cundido ejemplo. Un rápido repaso a la prensa escrita basta para comprobar que no hay periódico que se precie que no dedique una noticia y un par de columnitas a la inminente crisis de Gobierno que Zapatero tiene pensado, necesita, se ve forzado a hacer, etc, y, desde hace pocos días, a la posible, altamente probable, casi inevitable evidencia de que no podrá agotar la Legislatura.

 

Hombre, es cierto que no estaba previsto en el guión que Rajoy ganara en Galicia y demostrara que no está escrito que siempre vaya a perder. También es verdad que, a cuenta de la depresión económica y la falta de brillantez del Gobierno, el PP pudiera ganar las europeas en junio. Bien. Y?

 

Claro, la salida del BNG de la Xunta y el más que probable desalojo (lo sé, es un término manido, pero no puedo dejar de usarlo desde que escuché a Anasagasti decir que les ofendía) del PNV de Ajuria Enea, privan al PSOE de comodidad en la Carrera de San Jerónimo. Además, los catalanes no parecen tener ganas de ayudar: ERC a cuenta de la financiación y CiU porque siguen molestos por haber sido desalojados hace ya un tiempo. Bien. Y?

 

Ayer leí en un diario –francamente no recuerdo si el In-mundo o El País, a eso hemos llegado- que Zapatero, obviamente ya convencido de la inevitabilidad de “hacer” una crisis de Gobierno, dudaba entre si antes o después de las europeas. El periodista analizaba los pros y los contras con minuciosidad y también los posibles recambios de aquellos ministros que, según fuentes bien informadas, entrarían en la crisis.

 

Estoy de acuerdo con que hay varios ministros, cuyos nombres no puedo citar de memoria, que son absolutamente invisibles. Cuándo fue la última vez que vieron a Elena Salgado (la de administraciones públicas, por si no la conocen) en un telediario? Y a Espinosa (la de agricultura)? Yo vi el otro día a Garmendia, la de Innovación y Ciencia, acompañando a los Reyes en una inauguración y creo que era la rubia que estaba detrás de Patxi la noche en que Ibarretxe nos contó que había ganado las elecciones. Pero sabemos algo de lo que hacen?

 

Ahora bien, cambiar a algunos ministros mejoraría en algo la situación económica o más bien seguiríamos sometidos al tsunami financiero procedente de USA y que asola el mundo entero? Cambiar al pobre Corbacho conseguiría frenar el aumento del paro? Reemplazar al insufrible abuelo Solbes haría que los bancos dejaran de asfixiar a las PYMEs de las que habrán de seguir viviendo tras la crisis? Por no hablar del bueno de Moratinos, inasequible al desaliento y cuya defunción política vienen anunciando desde hace años -sí, años- muchísimos Nachos Villa. Ahora que Obama se apunta a la Alianza de Civilizaciones? Un semestre antes de que nos toque en suerte la responsabilidad de sacar a la UE –si los irlandeses cooperan y votan sí, como parece- de su prolongadísima crisis institucional?

 

En fin, que no estoy en absoluto convencido de que Zapatero tenga claro lo de la inevitabilidad y utilidad de mover el banquillo, especialmente atendiendo a su trayectoria desde que llegó a la Presidencia y dado el limitado efecto que tendría sobre la realidad económica.

 

Pero volvamos a la política. Se supone que la Legislatura podría acortarse por las dificultades que va a tener que afrontar el Grupo Socialista para sacar adelante sus proyectos en Las Cortes. Y te ilustran con que en no se qué Comisión Parlamentaria la semana pasada, dicho grupo tuvo que aceptar no se cuántas enmiendas. Y? A lo mejor eran buenas, no? El último ejemplo lo he leído hoy en La Vanguardia. Un tal Jordi Juan titulaba su columna “De elecciones anticipadas” y se basaba en que el PSOE tuvo que aceptar que la regulación de las fusiones de canales de televisión se haga por Proyecto de Ley en vez de por Real Decreto. Añadía: “puede parecer una nimiedad pero obligará a que los gerifaltes de A3, T5 y cia a negociar con los grupos en el Congreso, en lugar de hacerlo en la Moncloa, como pretendía el Gobierno”. Acabáramos. Entonces está claro que hay que anticipar las elecciones porque el país está en situación de clara y manifiesta ingobernabilidad.

 

Lo peor de Nacho Villa como periodista es que antepone sus deseos a la realidad. Y lo malo es que la enfermedad es contagiosa.

 

Zapatero ganó las elecciones y su Gobierno no llega al año de antigüedad. No está claro que tenga que remodelarlo y menos que lo vaya a hacer de forma inminente. Y desde luego, lo que está muy claro es que estamos empezando la Legislatura Zapatero II, a la que le quedan tres años mal que le pese a Nacho Villa y a los de su especie. Afortunadamente, añado yo, pero eso sí es opinable. Lo que no vale es pretender vender como noticias lo que no pasa de rumores interesados para crear un estado de opinión que atenace a los socialistas más inquietos y frágiles de espíritu. Menos mal que Zapatero es un témpano impertérrito.

 

Dicho todo lo cual, ojala que en la próxima remodelación del Gobierno, cuando Zapatero decida que conviene hacerla y no los periolistos de turno, que para eso ganó las elecciones, escoja un poco mejor a los llamados a acompañarle en el Consejo de Ministros, incluyendo a algunos que sepan no sólo hacer sino también dejar ver que lo hacen.

53 comentarios en “¿Somos todos Nacho Villa?

  1. Joé Amistad, según he leído este párrafo he soltado una carcajada…jajaja!!!

    «Vidal presenta como pruebas la página de anuncios de un diario, la conversación con un taxista y la confesión de una conocida suya que se vio obligada a prostituirse porque donde vivía no le dejaban dar clases particulares en castellano.»

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